APROXIMACIÓN TEÓRICA: ALFABETIZACIÓN INICIAL
La presente
investigación se centra en la alfabetización inicial, proceso mediante el
cual los seres humanos pueden hacer uso de sus facultades físico-cognitivas, a
fin de aprender a leer y escribir, Por lo tanto no debe ser vista
como un estado (Ferreiro, 1998). Cobra gran relevancia frente a las exigencias
de un mundo globalizado, convirtiéndose en una necesidad tanto académica como
comunicativa. Generalmente, este proceso comienza en la niñez, cuando el
infante construye sus primeras distinciones de los múltiples símbolos
utilizados en su lengua nativa, lo que se le denomina alfabetización inicial.
Por lo tanto, es un proceso que se refuerza en el entorno escolar y
se va perfeccionando en el medio, resultando imprescindible en la cotidianidad
de los individuos, debido a que requerirán de estas habilidades lingüísticas
para expresarse y comunicarse.
Las autoras Ferreiro
y Teberosky (1979) exponen que este proceso comienza mucho antes de que el niño
haga distinción entre formas vocálicas o consonánticas. Para llegar a este
punto, debe pasar por los aspectos figúrales. Aquí el infante es capaz de
realizar trazos en línea recta o circular, zic zac, onduladas, etc. sin
embargo, debe trascender de la “forma”, para así incursionar en la
“sustancia”, lo que quiere decir que la escritura como proceso se
construye, y para ello el niño debe trascurrir por etapas que la componen, esto
es lo que las autoras lo denominan aspectos constructivos, y para
ello se apoyan en el modelo pedagógico constructivista propuesto por Piaget
(1948). Es así como Ferreiro y Teberosky (1979) plantean tres
grandes períodos de los que se derivan otras subdivisiones. Inicia con el
período simbólico, seguido del período de construcción de formas de
diferenciación con su hipótesis cuantitativa-cualitativa, y por último el
período de fonetización.
En el primer periodo el niño comienza a distinguir la escritura de otros
sistemas simbólicos, es decir, lo icónico de lo no icónico, tales como
dibujos, u otro tipo de grafías. Es consciente de que para ambas se
utilizan las mismas líneas pero, su modo de organización y significación es
distinto. Al dibujar se está en el dominio de lo icónico, la forma
de los grafismos importan porque reproducen la figura de los objetos, mientras
que al escribir se está fuera de lo icónico, es decir, las formas de
los grafismos no reproducen la figura de los objetos, ni su ordenamiento
espacial reproduce el contorno de los mismos. (Ferreiro & Teberosky, 1979).
Por tal razón los niños antes de inventar un nuevo sistema alfabético, optan
por adoptar el sistema de escritura establecido por la sociedad, para luego
pasar al periodo de diferenciación en el que centran su mayor esfuerzo
intelectual.
En el segundo periodo o construcción de formas de
diferenciación, está mediado por una etapa intra- relacional, en la
que se halla la hipótesis cualitativa- cuantitativa de los infantes. Los niños
piensan que para que una palabra tenga significado debe poseer mínimo tres
letras (cuantitativo), pero una letras repetida tres veces no dirá nada, es por
ello que debe haber variación en el interior de la palabra, es decir, mezcla
las letras que hasta ese momento conoce su grafía, aunque no asocie aun su
relación sonora. En su intento por elaborar frases, o expresar significantes
diferentes surge la etapa inter-relacional, donde mantiene la anterior
hipótesis, pero ahora intenta crear nuevos sistemas de diferenciación entre una
palabra y otra, con el fin de que signifiquen distinto.
Una vez comprende que existe una relación entre el sonido emitido y una
respectiva grafía, ha alcanzado el tercer y último periodo denominado fase de
fonetización. Ferreiro (1998) lo definen como “la atención a las propiedades
sonoras del significante lo que enmarca el ingreso a tercer gran período de
esta evolución” (p.20). Para ello es necesario destacar que este
periodo comprende tres subdivisiones, iniciando por la silábica, luego la
silábica alfabética y concluyendo con la alfabética.
La fase silábica se presenta cuando el niño descubre que la cantidad de
letras de una palabra guarda relación con las partes en que está constituida
oralmente. Para ellos una sílaba la representa con una letra, en especial se ve
el uso de vocales. Es aquí donde empiezan a cuestionarse sobre las hipótesis
que poseían en cuanto a cantidad mínima de letras que debía tener una palabra y
su combinación, pues comprenden que hay similitudes sonoras en algunas sílabas
y por ende se expresan con letras similares. Estos cambios permiten trascender
a la fase silábica alfabética.
La fase silábica-alfabética, es un
proceso intermedio donde se inicia la construcción de nuevos esquemas. Los niños
deberán abandonar sus hipótesis previas, para abrir paso a las establecidas
socialmente. Una vez ocurre esto, alcanzará la fase alfabética.la estudiante escribió palabras como piña ,baño, amor.etc
En la fase alfabética hay una alta correspondencia
entre la parte sonora y su grafía. Descubren a nivel cuantitativo que las
sílabas no son la unidad mínima de una palabra, ya que estas pueden
subdividirse en unidades más pequeñas, mientras que a nivel cualitativo se
enfrenta a los problemas ortográficos. Estando en esta etapa, el infante domina
la segmentación, es decir, divide mejor las palabras al escribir frases. A
nivel morfosintáctico, dominan los tiempos verbales básicos, como también hace
distinción de campos semánticos. Esta teoría es apoyada por los
lineamientos curriculares al tratar los procesos de construcción de
significación en su cuarto capítulo.
Es necesario
destacar la importancia e influencia que tiene
la manera como se conciba al niño dentro del proceso de enseñanza.
Tradicionalmente se le ve como un agente pasivo, que recibe conocimiento sin
ser capaz de aportar, entonces se estaría desconociendo lo que plantea Ferreiro
(1998) al decir que los niños tienen la mala costumbre de no pedir permiso para
aprender, pues ellos son constructores de su propio conocimiento. Esto es precisamente lo que plantea el
pedagogo y psicólogo suizo Piaget (1948), en su teoría cognitiva, donde afirma
que el estudiante debe ser el centro del aprendizaje. El docente encargado de
guiar el proceso de alfabetización, debe concientizarse de su complejidad, e intentar comprender que
aunque parezca sencillo, para el estudiante son etapas que su cerebro va
asimilando y transformando con el tiempo.
La
práctica docente influye de manera decisiva en la evolución o avance del niño
en la alfabetización, pues si se concibe como un ser incapaz de producir
conocimiento, el infante se mantendrá aislado y en una actitud pasiva Ferreiro
(1998), de esta manera se restringe su pensamiento crítico, no pensará en el
porqué de lo que hace tanto en la escritura como en la lectura. Es así como el
proceso se ve impedido. Teniendo en cuenta lo anterior, para evitar que
esto suceda, el profesor debe romper con ciertas teorías que encierran la
lectoescritura al plantearla como un estado, reduciéndose a la codificación y
decodificación de palabras con ortografías y pronunciación impecable. Si
bien, son necesarios pero para legar a este nivel debe acontecer diversas
etapas previas
REFERENTES TEÓRICOS:
Ferreiro, E. (1998) Alfabetización teoría y práctica. Siglo
veintiuno, Madrid, España.
Ferreiro, E. y Teberosky, A (1979), los sistemas de escritura en el desarrollo
del niño, México, Siglo XXI.





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